miércoles, 24 de mayo de 2017

Crónica del viaje a Córdoba

                                   Viaje a Córdoba
Voy a hablar de cuando fuimos de viaje a Córdoba. Lo que me llevé en la mochila fue dos botellas de agua, tres bocadillos para el desayuno, comida y merienda. Una gorra. Dineros, porque me quería comprar algo y me compré un peluche que era una foca.
El día de antes estaba un poco nerviosa, porque era un poco largo el viaje y no sabía si me iba a marear, pero en el fondo contenta de estar casi todo el día descubriendo cosas nuevas y pasándomelo bien con mis amigas.
El 4 de mayo fuimos de viaje a Córdoba, en el autobús yo me puse de pareja con Naiara y fuimos todo el rato hablando con Elena y Olga, que se pusieron detrás de nosotras, yo me quería dormir pero como no paraban de hablar pues no pude. A mitad de camino nos paramos en un tienda que también era restaurante, para desayunar, también nos paramos para ver si podíamos comprarnos algo, pero cuando vi los precios dije que no iba a volver a esa tienda más, había un peluche que costaba 100,30 euros.
Cuando terminamos de desayunar nos fuimos a soltar las mochilas y Naiara cogió su cámara de fotos, para echarnos fotos por el camino. En el autobús estuvimos casi todo el rato con la cámara echándonos fotos y vídeos, sin que se dieran cuenta, grabamos a Elena y Olga por el medio de los asientos, ellas no sabían nada y cuando se lo enseñamos se rieron, nosotras pensábamos que se iban a enfadar pero no se enfadaron. Cuando llegamos vimos un montón de niños que también iban de visita a Córdoba, el maestro nos explicó que antes de entrar en el Alcázar había un puente romano, donde había un hombre tocando el acordeón, estaba chulísimo. Íbamos a ver: El Alcázar de los reyes cristianos, La mezquita de Córdoba y El zoo.
Lo que más me gustó me fue el zoo, porque vimos todos los animales y yo vi al mandril.
El Alcázar estaba muy bonito, Elena se pensaba que era su templo, porque su apellido es Alcázar y decía a todos que tuvieran cuidado de no romper nada porque si no ya no era tan precioso como antes. Tenía unos parques preciosos y al lado tenía unos jardines, nos paramos porque Pepe nos quería hablar un poco de todo aquello, de cómo conquistaron Córdoba, el maestro dice que se iban a los pueblos más ricos, porque los pobres no valía la pena conquistarlos y después nos hizo preguntas.
Después, vimos una niña que se estaba haciendo fotos de comunión, iba guapísima.
Había un montón de peces en una zona donde había agua, yo estaba viéndolos y el que más me gustó fue el naranja, porque era el que más resaltaba, aunque los otros también resbalaban. Más abajo había como unas piscinas, pero no había peces, eso daba igual porque el paisaje era precioso. También había estatuas de los reyes Isabel de Castilla y Fernando de Aragón.
Luego, un poco más tarde nos fuimos a la Mezquita, pero el maestro fue a comprar entradas y nosotros nos esperamos un poco. Cuando entramos nos dieron unos papeles con salas de la mezquita y el maestro nos dijo que en el suelo había tumbas y nosotros leíamos casi todo lo que ponía en el suelo, porque explicaba la historia de ese hombre.
Vimos los arcos de la mezquita y a mí se me perdía la vista, porque había un montón de arcos.
Después entramos en una iglesia grandísima y los bancos eran muy largos.
Cuando llegamos al zoo, lo primero que hicimos fue comer y luego ver a los animales. El animal que más me gustó fue el mandril, que es el animal que yo hice, me sentí muy contenta cuando lo vi, porque después de estar haciendo un trabajo de él y luego verlo me encantó.
También vimos una elefanta muy vieja que se llamaba Flavia y era súper grande. Vimos unos hipopótamos que estaban muy gordos y tenían el agua muy sucia.
Más tarde llegamos donde estaban unos monos muy graciosos, los veía quitándose piojos y a mí me dio por reír y no podía parar, me hizo mucha gracia porque parecían personas normales pero más chicas.
Luego vimos los lobos que se estaban escondiendo, pero al final los vimos y eran muy chulos.
Lo que más me gustó fue el león y la leona, estaban dormidos pero se veía que eran muy grandes. Cuando los estábamos viendo se despertó la leona y se acercó donde estábamos nosotros y le empezaron a poner la mano en el cristal y cuando la leona se tiró pues a mí me dio un poco de miedo porque no me lo esperaba y me dio un susto.
Cuando íbamos a mitad de camino me iba a dormir, pero Sergio empezó a hablar del golf y Naiara y yo no parábamos de reírnos. Me lo pasé muy bien.

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